Prefacio para una lectura
Este tipo de lectura está pensada para aquellos lectores tranquilos, que se conocen a sí mismos y no encuadran en ese vaivén vertiginoso de la vida apresurada, esa que solo el viento hace sentir. Lectores que no están habituados a comparar ni a compararse, jugando siempre con el tiempo. Es decir, lectores escasos, aquellos que huyen de las lecturas críticas, de las fichas de lectura o de las pruebas de única respuesta. A estos lectores aún les queda algo de tiempo; han sabido moverse. Para ellos, avanzar o retroceder no es la única opción, como algunos de sus colegas lo han “pensado”. Han dejado de ser bidireccionales y se han transformado en multidireccionales; en cualquier dirección encuentran mayores tesoros, momentos más fecundos y vigorosos. Para ellos, la jornada siempre ofrece un instante para meditar, más valioso que cualquier otro.
El detenimiento se hace junto a la reflexión. A diferencia de quienes están siempre ocupados, estos lectores sienten que han transcurrido el día de una manera verdaderamente digna. Para ellos, desprenderse de la mala costumbre de pensar mientras leen es una tarea difícil, pues incluso siguen reflexionando mucho después de haber cerrado el libro. Conocen de un arte casi extinto: el secreto de leer entre las líneas. Y no lo hacen para escribir una reseña, ni mucho menos una crítica o un nuevo libro, sino simplemente, así por el reflexionar. Un lector así resulta insostenible en nuestra sociedad.
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