“Espero que este pequeño cuento haga parte de la historia de la UDENAR, algún día lo escribí para Nuestra Universidad.”
Elaboración: PASTO 1992
Y los caminos se abrieron hace ya casi un centenar, junto con ellos el tiempo en que con brumosa esperanza se despliegan por coloridos senderos en donde los anhelos se encuentran envueltos entre verdes ramas que desean algún día crecer.
Por tal lugar vive el Duende, que en su lucha fratricida patalea por sobrevivir; lleva su típico sombrero verduzco desteñido por el paso inclemente de los años como si fuera el calcetín de militar infante, que bien hace conjunto con su larga camisa verde, pero la pinta se torna chillona ya por sus medias anaranjadas o por sus zapatos morados que oscurecen aún más el brillante gris de sus ojos.
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